domingo, 11 de febrero de 2007

Homosexualismo Al Desnudo




“Justicia es el hábito de dar a cada cual lo suyo”.
(Ulpiano)






Ella, de 16 años, piel blanca, ojos azules, cabello natural y rubio. Yo una jovencita que surgía… 11 años, con los botoncitos de mis gemelitas apenas insinuantes, mi pubis aún tierno y despoblado, al natural, pero con inclinaciones muy marcadas por el sexo opuesto. Lo notaba por el cosquilleo que me producían mis admiradores, aún niños entonces, aunque mi cama no se agitara, como pasa hoy, cuando percibo la presencia del Rey galán de mis sueños.

Ella me observaba con marcado interés, llegaba a casa para compartir con mis amigas y hermanitas pero demostraba consideración y dedicación hacia mí por cualquier movimiento o palabra que modulara, gozaba con mi sonrisa y se contrariaba de ver que hasta su propio sobrino de 10 años se jactaba en decir que yo era su novia. En alguna ocasión buscó quedarse a solas conmigo y casi susurrando, me dijo: “¿Has notado que mis ojos se tornan más azules cuando te veo?” Sus palabras me turbaron y me ruboricé mientras ella seguía hablándome: “Tú eres la más linda y llenas mi cuerpo de deseo”. Lo único que hice fue regresar a los juegos pero para mis adentros no salía de mi asombro, ¡TENÍA UNA ADMIRADORA LESBIANA! No le comenté a nadie por temor y en los días siguientes, lo único que hice fue tratar de esquivarla, aunque ella siempre buscaba el momento para seguir con sus insistencias amorosas. Al final, mi hermana mayor se dio cuenta de que algo “raro” pasaba y habló con mis padres. Lo único que supe fue que la llamaron para comunicarle que nunca más se arrimara a mí y que además no era bienvenida a mi casa.

En esa época me parecía un tormento saber que alguien era homosexual pues desde muy joven me han gustado los hombres y me parecía escandaloso que existiera atracción entre personas del mismo sexo. De hecho, tuve compañeros de estudio con esas inclinaciones sexuales de los que siempre me mantuve alejada hasta que comprendí que eso no los hace diferentes. No niego que el escandaloso beso que se dieron en la boca Madonna y Britney Spears me incomodó, pienso que el sexo debe definirse y no estoy de acuerdo con los tríos mezclados. En la actualidad no me molesta ver este tipo de parejas en mi ciudad, en la blogosfera, en la televisión o mundo del espectáculo, tales como la novia de Carla Giraldo cuando presentó en sociedad a Natalia Arroyave, el matrimonio de Elton John con David Furnish o la gran campeona de tenis Martina Navratilova y Rita Mae Brown.

La homosexualidad ha existido siempre, grandes personajes de la historia lo han sido como Sócrates o Leonardo Da Vinci. Incluso en Grecia se le consideraba como un comportamiento normal. Luego se convirtió en algo antinatural y los homosexuales fueron excluidos. Hoy, al serles reconocidos sus derechos salen del closet y reivindican sus preferencias sexuales. Por eso, comparto con agrado la decisión de la Corte Constitucional de Colombia que acaba de pronunciarse a favor de los derechos patrimoniales de que deben gozar las parejas homosexuales, igualándolos a los demás, convirtiéndose mi país en ejemplo para millones de seres humanos en Latinoamérica.

Me mortifica saber que personas homosexuales que conviven toda una vida con su pareja, levantando un capital, la parte que les corresponde como tal pase a manos de la familia del otro, como ha sucedido muchas veces, por el sólo hecho de no ser heterosexuales. Con la sentencia se remedió esta injusticia. ¡SIEMPRE HAY QUE LUCHAR POR LO QUE SE QUIERE! ¿No lo creen ustedes, amigos lectores?

Una pregunta al aire... siempre me ha causado curiosidad saber si es verdad que los hombres disfrutan ver a dos mujeres besándose. ¿Alguien se anima a responder?
La imagen fue sacada de aqui

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